Los prototipos Vision X-Coupe y Vision X-Compact rompen con todo lo conocido. Lejos de seguir las tendencias de diseño convencionales, estos autos parecen esculturas modernas más que coches. El Vision X-Coupe, por ejemplo, no es el deportivo que su nombre podría sugerir, sino un sedán fastback de cuatro puertas, que podría inspirar al próximo Mazda3. Con un motor rotativo turboalimentado combinado con un motor eléctrico, ofrece una impresionante potencia de 510 caballos y una autonomía de hasta 800 km. Todo esto, mientras utiliza biocombustible de microalgas y captura de carbono, lo que refuerza el compromiso de Mazda con la sostenibilidad.
Por otro lado, el Vision X-Compact tiene la apariencia de un SUV más pequeño y robusto, que bien podría ser el próximo modelo de la línea CX-30. Aunque su diseño es algo complejo, con proporciones inusuales, el X-Compact es un adelanto de cómo Mazda busca combinar tecnología y emoción. En su interior, destaca un asistente de IA empático que se adapta al conductor, aprendiendo sus hábitos y sugiriendo destinos. Mazda busca crear una conexión emocional con los usuarios a través de la movilidad empática, una experiencia completamente nueva para el usuario.
Ambos prototipos comparten una característica clave en su diseño: una iluminación LED ultrafina que atraviesa los paneles de la carrocería, creando un efecto visual único. Con un logotipo luminoso y superficies que evocan una mezcla entre ciencia ficción y diseño industrial, los Vision X-Coupe y X-Compact destacan de forma inesperada en un mercado donde los modelos tienden a parecerse cada vez más entre sí. Mazda demuestra que aún es posible sorprender con el diseño, aunque este sea un tanto excéntrico.

Aunque aún es incierto si estos prototipos llegarán a la producción, lo cierto es que los Vision X-Coupe y X-Compact ya han logrado algo valioso: destacar en un mercado saturado. En un mundo donde los SUVs y sedanes se están fusionando en un mismo molde, Mazda nos recuerda que la creatividad en el diseño automotriz sigue viva. Ya sea que estos modelos lleguen a ser los futuros Mazda3 o CX-30, o no, lo que está claro es que Mazda sigue empujando los límites de lo posible, combinando estilo, tecnología y sostenibilidad de una manera sorprendente.