Los coches deportivos eléctricos están teniendo serias dificultades para conquistar al público, y los últimos movimientos de Audi y Polestar son prueba de ello. Según Top Gear, Audi ha cancelado el esperado RS6 e-tron Avant, mientras que Polestar ha confirmado a Autocar que retrasa la llegada del 6 Roadster para centrarse en el SUV Polestar 7. La conclusión es clara: el mercado de eléctricos de altas prestaciones no encuentra suficiente demanda.
El RS6 e-tron prometía superar los 800 CV, con tracción total y una aceleración brutal de 0 a 100 km/h en apenas 3 segundos. Sin embargo, Audi considera que no hay interés real por un familiar eléctrico deportivo y ha decidido cancelar el proyecto. En su lugar, el RS6 Avant de gasolina seguirá adelante en 2026, manteniendo el V8 con posible hibridación ligera, lo que asegura continuidad a uno de los iconos más queridos de la marca alemana.
En paralelo, Polestar ha decidido posponer el lanzamiento del Polestar 6 Roadster, un modelo basado en el prototipo O2 y que compartirá plataforma con el Polestar 5. La producción, prevista inicialmente para 2028, podría retrasarse hasta 2030. Según su CEO, Michael Lohscheller, la marca necesita priorizar modelos de volumen como el Polestar 7 SUV y el sucesor del Polestar 2, tras los problemas de ventas en EE. UU. y China.
El mensaje es contundente: los deportivos eléctricos no emocionan como los de combustión. La ausencia de sonido, la falta de caja de cambios manual y un precio demasiado alto hacen que los entusiastas sigan prefiriendo motores de gasolina, aunque lleven asistencia híbrida. En cambio, los SUV eléctricos y los híbridos siguen teniendo más aceptación en un mercado que busca eficiencia, espacio y practicidad.
Con Audi y Polestar ajustando sus planes, queda claro que los eléctricos deportivos aún no logran seducir al gran público. Mientras tanto, los fabricantes parecen apostar por un futuro intermedio: mantener la emoción de los motores térmicos con apoyo híbrido, y reservar la electrificación total para segmentos más rentables como los SUV. Una señal de que la transición será más lenta en el mundo de los deportivos.