Se cumplen 51 años sin Pedro Rodríguez, uno de los mexicanos más destacados en el automovilismo mundial. Una inspiración para pilotos consagrados o en ciernes.
Pedro Rodríguez de la Vega (1940-1971) nació en la Ciudad de México un 18 de enero. Fue primogénito de Pedro Natalio Rodríguez Quijada y Conchita de la Vega Gorráez. Luego de él, le siguieron sus hermanos Federico, Ricardo (sí, también piloto), Conchita y Alejandro. Pedro fue conocido en Europa como el “ojos de gato”, por su habilidad para correr en lluvia y en la noche.
Para que aprendiera inglés y se hiciera más disciplinado, a los 15 años su padre lo envió a una academia militar en Illinois, Estados Unidos. Dos años antes, Pedro y su hermano Ricardo se sintieron atraídos por las competencias de bicicletas y motocicletas. Pedro incluso fue campeón nacional en 1953 y 1954.
En Estados Unidos fue donde se familiarizó con las competencias de autos. Al regresar a México, Pedro logra convencer su padre, quien lo financia rentando autos de marcas como Ferrari, Porsche y OSCA. En 1957, Pedro Rodríguez debuta a los mandos de un Ferrari 500T en su primera competencia internacional: en Nassau, Bahamas, aunque no termina la carrera. Sin embargo, el mayor de los Rodríguez mostró su espíritu competitivo y regresó al siguiente año, donde se hace con el segundo puesto. En ese mismo año, su hermano Ricardo debutó en un Porsche RS en Riverside, California.
Pedro y Ricardo intentaron inscribirse en las 24 Horas de Le Mans de 1958, aunque sólo el mayor lo consigue, pues Ricardo aún era menor de edad. Entre 1961 y 1962, Pedro se hace con cinco victorias en carreras internaciones, siempre a los mandos de autos Ferrari. Tristemente, la tragedia llegó a la familia por primera vez. Aunque Ricardo Rodríguez debutó con Ferrari a los 19 años con 208 días, siendo el piloto más joven en correr para la escudería (el récord permanece vigente), los del Cavallino Rampante declinaron asistir al Gran Premio de México 1962, por lo que Ricardo optó por competir con un Lotus 24, con el que no estaba familiarizado. Lamentablemente, durante las prácticas se estrelló en la curva peraltada del entonces Autódromo de la Magdalena Mixhuca. Falleció el 1 de noviembre, a los 20 años. César Costa protagonizó la película “Dile que la Quiero”, dedicada al piloto, donde también interpreta el tema “La historia de Tommy”.
Aunque consideró el retiro, Pedro Rodríguez debutó en la Fórmula 1 en el Gran Premio de los Estados Unidos 1963, precisamente en un Lotus. En una época más flexible con los pilotos, donde no era necesario participar en toda la temporada, siguió compitiendo –y ganando- en el Campeonato Mundial de Autos Deportivos (hoy Campeonato Mundial de Resistencia, WEC). En 1967, obtiene su primer podio y su primer triunfo en la máxima categoría, en el Gran Premio de Sudáfrica en un Cooper-Maserati.
La Historia de Pedro Rodríguez no parecía prometedora en las 24 Horas de Le Mans, con nueve abandonos y un séptimo lugar. Pero en 1968 demostró por qué era considerado uno de los mejores pilotos de su generación y consigue la victoria, a los mandos del mítico Ford GT40, en el segundo de cuatro triunfos consecutivos para el deportivo americano. Ese mismo año también consiguió tres podios en la Fórmula 1 (Bélgica, Holanda y Canadá). También conquistó las 24 Horas de Daytona 1970 y las 6 horas de Watkins Glena, en ambas ocasiones a los mandos de un Porsche 917K. Ese mismo año sumó su segunda victoria en F1, ahora con el equipo BRM en el GP de Bélgica. En 1971 alcanza el segundo puesto en el GP de Holanda, otra vez con BRM. De nuevo con el legendario Porsche 917K, conquista por segunda vez Daytona, así como los 1000 km de Monza, los 1000 km Spa-Francorchamps y los 1000 km de Zeltweg.
Hace 51 años, el 11 de julio de 1971, Pedro Rodríguez tomó la arrancada de las 200 millas de Norisring, en Núremberg, Alemania, al volante del Ferrari 512M de su amigo Herbert Müller, con quien había corrido en la Targa Florio 1971. En la vuelta 12, intentó rebasar a Kurt Hild, que rodaba lento, pero el germano hizo un movimiento intempestivo. Pedro intentó esquivarlo, pero su neumático delantero derecho, que al parecer no estaba correctamente fijado al rin, se desprendió, lo que lo lanzó al muro de contención. El auto se incendió y aunque Pedro pudo ser sacado y llevado a un hospital, falleció poco después, a los 31 años.
Durante su trayectoria, Pedro Rodríguez fue conocido por llevar siempre un disco con el himno nacional mexicano, pues en su triunfo en Sudáfricano lo tenían disponible; tuvo que conformarse con la marcha de Zacatecas. También cargaba con una lata de chiles, pues le era difícil conseguirlos en otros países. Pedro y Ricardo fueron inmortalizados cuando el trazado de la Magdalena Mixhuca fue rebautizado como Autódromo de los Hermanos Rodríguez. Sus restos descansan junto con los de su hermano en el Panteón Español. Descanse en paz.
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