Unas formas robustas hacen del Maxima un sedán diferente al más armonioso Altima. Y es que antes de la llegada de la nueva generación, las diferencias entre ambos radicaban básicamente en equipamiento y una estética lujosa. Ahora, los nuevos Maxima lucen una estampa más sólida, con acentos arriesgados en sus grupos ópticos que contrastan con las prominentes salpicaderas. Sólo la trasera luce menos arriesgada con un alerón que pretende justificar el talante deportivo del doble escape.
Si miramos el habitáculo, las calidades en terminados y un diseño mejor resuelto agradan los sentidos táctiles y visuales; se aprecia un toque Infiniti, pudiendo ser calificado de producto Premium. El volumen interior es impresionante y los automatismos de todo tipo mejoran la percepción, desde ajustes eléctricos del volante, las memorias del asiento y la excelente calidad del equipo de sonido -Bose.
A todo el ingente equipamiento de un Maxima standard, nuestra unidad de pruebas añadía un utilísimo paquete opcional con conexión iPod, USB, Music Box, monitor de 7 pulgadas y cámara trasera de aparcamiento. Asimismo, un paquete Sport para acentuar la deportividad del modelo proporcionaba detalles interiores de producto lujoso: Asientos de cuero con calefacción, sistema de entrada y salida automática, memoria en el asiento del conductor, espejos calefactables con función de oscurecimiento, levas de cambio, etc.
Ubicados en la posición dominante, la anchura de este sedán de lujo induce cierto resquemor al iniciar el rodaje. Afortunadamente, sólo es la primera impresión, ya que las esquinas no son tan afiladas -de hecho son más cuadradas de lo esperado-, lo que permite una pronta referencia del considerable tamaño y facilita las cosas en calles estrechas o pasos complicados en la ciudad.
Como correcto sedán nipón, la visibilidad al frente no deja dudas para la conducción relajada; sólo el poste A izquierdo oculta un poco la visión mientras que hacia atrás el largo del coche hace que reconsideremos en situaciones de escaso espacio para estacionarse.
En el resto, la ergonomía habla bien de la casa, con mandos fáciles de usar aunque los referidos a las memorias distraen un poco.
Las plazas traseras resultaron sumamente útiles y espaciosas, contando nuestra de pruebas con un cómodo respaldo reclinable que, en caso de no ser necesitado para un tercer pasajero hace las funciones de reposabrazos central.
En cuanto al comportamiento dinámico, el Maxima reporta una actitud positiva gracias al empuje siempre decidido de un poderoso V6 de 3.5 litros y 290 caballos. Basta exceder un tercio de la carrera del pedal del acelerador para que la respuesta sea inmediata, sin titubeos.
Lo mejor es cuando a la transmisión de principio CVT trabaja en el modo Sport o Manual. En el primero, la caja mantiene al motor por arriba de las 2,500 rpm y realiza los cambios ficticios, algo más rápido que en el modo normal, que busca el mejor rendimiento del combustible.
En la modalidad Manual, las paletas ubicadas tras el volante autorizan una conducción de ligero sabor deportivo ya que los cambios ocurren a nuestra voluntad.
No obstante esa libertad, la caja tiende a protegerse al rozar la zona roja del tacómetro, y si su cerebro percibe un castigo ligeramente superior a sus conservadores límites de temperatura, entonces impide las reducciones y mantiene al motor a regímenes menos elevados.
Así, sólo puede jugarse por unos minutos al piloto antes de que la "diversión" sea restringida. Pero tampoco podemos ser tan exigentes, ya que el peso sobre el tren delantero hace que el Maxima luzca un ligero subviraje cuando los cambios de dirección son más cerrados de lo que se esperaba. La dirección se siente al principio ligera, pero con los kilómetros retroalimenta muy bien.
Es digna de destacar la excelente compostura del eje trasero, que continúa fiel a lo que las ruedas delanteras marcan, por lo que resulta muy raro descolocar la zaga, a menos que seamos muy bruscos en la curva o que ocurra un severo intercambio de masas. Esto transmite mucha seguridad y confianza al conductor aun a ritmos alegres. Además, la suspensión de calibrado firme, cuyo filtrado es menor del que esperábamos, deja que las irregularidades del piso sean mejor interpretadas por nuestros sentidos.
El Maxima es un excelente carro, pero con un precio de 33,180 USD (35,230 si le añadimos un paquete deportivo como en nuestra unidad de pruebas) más tasas, rebasa en casi 9,000 dólares al Altima en la variante más deportiva, la SR, con motor de 3.5 litros y 270 caballos. Bien es cierto que hay más equipamiento, una fisonomía menos común, menos caballos y un desempeño dinámico claramente más sosegado, pero muchos clientes pueden decidirse por la opción barata que ofrece Nissan con el Altima SR.
Por tanto, el Maxima tiene atributos para triunfar, pero creemos que tiene al enemigo en casa, dado que su sobreprecio sólo será justificable para quien desea algo más de lujo y exclusividad. Es decir, de Nissan depende que el público entienda que es un producto capaz de rivalizar con el BMW Serie 3, el Audi A4, el Acura TL, incluso el Infiniti G37, entre otros, contra los que el Maxima ahí sí ya ofrece una excelente relación calidad / precio y mucho más espacio.
Probamos el Nissan Sentra, el sedán compacto de Nissan posicionado entre el económico Versa y el señorial Altima. Se trata de un clásico de la automoción mundial, que lleva seis generaciones dando guerra, bajo diferentes nombres y formatos El porqué de su longevidad y atractivo lo explicamos en este test de manejo.