El llamado Nissan Sentra en nuestro mercado es un carro bien conocido en todo el mundo. Bajo diferentes denominaciones, Almera, Sunny, Tsuru, Pulsar, por ejemplo, el sedán de tamaño medio Nissan lleva entre nosotros nada más y nada menos que 28 años. En 2007 Nissan introdujo la sexta generación del modelo y para ello utilizó la denominada plataforma C, compartida con otros vehículos de la marca, como las camionetas Rogue, X-Trail y Qashqai y con el superventas europeo, Renault Megane.
El resultado fue un modelo completamente nuevo, con una imagen totalmente diferente de la de su antecesor y con un bastidor sumamente eficaz y más dinámico, tomado prestado del citado Megane. Eso ocurrió en 2007, ahora en 2010, probamos el modelo del año que, poco ha nada ha cambiado, salvo ciertos retoques estéticos y el añadido de más y mejor equipamiento. Es en el frontal donde más se aprecian las diferencias, con una parrilla y fascia totalmente nuevas en los que destacan los faros de nuevo diseño. Embellecedores y molduras cromadas completan el escaso abanico de aditamentos estéticos del Sentra 2010. En el interior, tapicerías, sistema de audio y luz ambiental marcan las diferencias con los Sentras inmediatamente precedentes.
Un diseño sobrio, pero atractivo
El diseño exterior del Sentra sigue siendo sobrio, pero, si lo comparamos con la generación anterior -si es que alguien se acuerda de su anodina imagen-. luce atrevido y hasta agresivo. El frontal muestra empaque, los costados son limpios y la cintura alta, con un área acristalada más bien pequeña que va bajando hacia atrás hasta terminar con unos cuartos traseros muy cortos. Finalmente, la zona trasera recuerda mucho al Altima, con una defensa casi idéntica.
Interior cómodo y funcional
Una vez adentro, lo primero que llama la atención en el Nissan Sentra es el acomodo tan ordenado de los controles del tablero, de entre los que destaca la palanca del cambio, acompañada por los mandos del aire acondicionado y, ligeramente más arriba, los botones del audio entre los que se incorpora uno pequeño que esconde las funciones de la computadora de viaje. Toda esta información se muestra en una pantalla de buen tamaño que corona la consola central. Aquí vale la pena destacar que el plástico que se usa en toda la parte central es duro y muy brilloso; algo que desentona con el resto del tablero que usa un plástico que, aunque también duro, su aspecto rugoso y sin ningún tipo de brillo le da una mayor sensación de calidad. En general se puede apreciar un ensamble cuidado que prácticamente está libre de ruidos y vibraciones aunque rodemos por pavimentos con irregularidades. Por su parte, los asientos son grandes y muy cómodos, gracias a que el mullido de los cojines es muy suave; algo que también penaliza en el soporte lateral al acometer una curva; no se puede tenerlo todo… ¿o si?
En la banca trasera lo destacable es el espacio para las piernas y la cabeza, superior que en muchos sedanes de tamaño medio más largos y anchos; algo que le hacía falta a la generación anterior.
La unidad que tuvimos a prueba del Nissan Sentra era la SR, la segunda más equipada, por detrás de la SL. Contaba con rines de aluminio de siete brazos y 16 pulgadas, escape cromado, y, en el interior, con controles de radio en el volante computadora de a bordo, seis bolsas de aire, ABS más distribuidor electrónico de la frenada, aire acondicionado y elevadores eléctricos, entre otros. En suma nuestra unidad de pruebas tiene un precio de partida de 17,160 dólares sin gastos de envío y de impuestos
Así se desenvuelve el Nissan Sentra
Una vez en movimiento, el Nissan Sentra destaca por su calidad de marcha, bien insonorizada y con una amortiguación suave que resulta ideal para la ciudad o para largas y amplias autopistas, pero no tan preciso en terrenos con muchas curvas. El hecho de llevar un eje torsional atrás, provoca que exista una mala comunicación entre el eje delantero y el posterior. Algo que notamos al entrar rápido en una curva y donde apreciamos de inmediato el tiempo que toma para que las ruedas traseras sigan a las delanteras en la trayectoria. En general se nota anestesiado y que no pisa tan firme; nos invita a ser cautos en una curva y, si a la mitad de una soltamos de golpe el acelerador o frenamos de más, un claro nerviosismo se hará presente.
Bajo el cofre, el Sentra montra un motor de 2.0 y 140 caballos. Este propulsor se nota brioso y con lo necesario para mover con soltura las 3,000 libras de peso. En nuestro modelo de pruebas estaba combinado con una caja Xtronic CVT de seis velocidades bien escalonadas.
Por su parte, los frenos decepcionan con un desempeño engañoso, ya que si frenamos en una situación normal, dan la sensación de fuerza y rapidez para actuar, pero si necesitamos frenar a fondo, el sistema tarda más de lo deseado en reaccionar, que sumado a la ligereza -y frenos de tambor- del eje trasero, hacen que el carro se detenga desde los 62 mph en casi 50 metros.
En consumos, el Sentra destaca logrando casi 26 mpg en ciudad y 34 en carretera, según rezan los datos oficiales.
Conclusiones
De entrada, la imagen del Sentra hará que muchos conductores lo consideren como una opción muy seria de compra. La presentación general del auto es muy buena y, sin duda, alguna, enamorará de inmediato. Sin embargo, el Sentra no está solo y la gente cada vez está mejor preparada para hacer una compra de este tipo. En este sentido juega en su contra una mala relación valor/precio al considerar sus rivales más fuertes. Creemos que es un producto muy competente en casi todos los aspectos; abismalmente superior a la generación anterior, pero todavía con margen de mejora, sobre todo si tenemos en cuenta que tiene que disputar el mercado a sedanes de la talla VW Jetta, el Honda Civic o el nuevo Focus de Ford.
Un superdeportivo de 622 caballos de fuerza que acelera de 0-60 mph en 3.5 segundos.
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