 
                    Toyota producirá dos nuevos SUV eléctricos de batería de tres filas en su planta de Kentucky, basados en el RAV4 y el Land Cruiser, como parte de su estrategia de optimización en Estados Unidos. Esta decisión responde tanto a la creciente demanda de vehículos eléctricos como a la necesidad de ajustar la producción frente a aranceles elevados, asegurando eficiencia y competitividad.
El Lexus ES, actualmente fabricado en Kentucky, finalizará su producción local y su próxima generación se trasladará a Japón. La marca consolidará sus dos plantas de Lexus en EE. UU. en Indiana, que se convertirá en la única planta estadounidense de la marca premium, mientras que algunos modelos seguirán produciéndose en Canadá. Esta reorganización busca equilibrar costos y mantener la rentabilidad frente a aranceles del 15% sobre vehículos importados desde Japón.
Toyota reforzará la producción híbrida en Kentucky, especialmente para Camry y RAV4, aprovechando su fuerte demanda. Esta estrategia refleja la creciente popularidad de los híbridos en Estados Unidos frente a una adopción más lenta de los vehículos eléctricos, y permite a Toyota expandir su producción local sin incurrir en costos excesivos por nuevas plantas.

Los cambios llegan tras los aranceles impuestos inicialmente por la administración Trump y parcialmente reducidos, que todavía superan ampliamente los niveles históricos. Toyota, al igual que otros fabricantes japoneses como Nissan, Mazda y Subaru, está ajustando su producción y precios para mantener competitividad y rentabilidad, demostrando una estrategia flexible frente a políticas comerciales cambiantes.
Con esta reestructuración, Toyota asegura su presencia en EE. UU. mientras impulsa SUV eléctricos y híbridos de alta demanda, al tiempo que optimiza la producción de modelos premium como el Lexus ES desde Japón. La medida refleja una planificación estratégica que combina eficiencia, cumplimiento de aranceles y adaptación a las preferencias del consumidor estadounidense.