Lamento que una empresa líder haya diseñado un modelo tan avanzado e inseguro.
Hace unas semanas, cuando reseñé un Audi A6 Sportback e-Tron, comenté sobre las dos tendencias que observamos en los fabricantes para presentar sus autos eléctricos a nuevos compradores.
Unos tratan de hacer la transición cómoda y simple, diseñándolos lo más similar posible a los modelos de combustión interna que sustituyen. Otros, como el Audi que mencionaba, eligen otra ruta, utilizando toda la tecnología disponible para realzar los avances de la electrificación. A estos últimos pertenece el modelo que probamos esta semana. Un Volvo EX30, que además de ser el más reciente modelo eléctrico del fabricante sueco, es a la vez el más distanciado de la concepción tradicional de los automóviles.
Sé que exagero un poco (y me gusta hacerlo), pero creo que sabemos que estamos en presencia de un automóvil porque lo aparenta por fuera. Tiene cuatro neumáticos, un volante y dos pedales, uno para acelerar y el otro para frenar. El resto es innovación y en muchos casos frustración, pues por ser el modelo más pequeño del fabricante, han sido muy creativos para optimizar el espacio y tratar de mantenerlo económico, llevando el tradicional minimalismo sueco al extremo.
Evaluamos esta semana un Volvo EX30 Twin Performance Ultra, el SUV eléctrico compacto más rápido que Volvo ha construido jamás, y una de las primeras víctimas de la guerra de tarifas desatada por la nueva administración estadounidense.
El EX30 es nuevo en la alineación de Volvo. Aunque se esperaba como modelo 2024, Volvo retrasó su llegada y ahora solo está entregando el modelo Twin Motor o de doble motor en Estados Unidos, donde aún no llega la versión más económica de un solo motor.
Si pudiera resumir en un solo adjetivo mi impresión del EX30, diría que es “simpático” Volvo marca el tono de su enfoque minimalista con un frontal sin rejilla, aunque sí presenta una versión en relieve de la característica banda de Volvo, que naturalmente interseca su emblema.
El Volvo EX30 tiene el mismo aspecto premium que los otros SUV eléctricos del fabricante, pero mirado de perfil, expone sus dimensiones pequeñas, aunque fornidas, que son parecidas a las de un hatchback compacto. Las ruedas de radio anchas de dos colores y el techo de color contrastante crean una postura fantástica y un aspecto limpio y moderno.
No podían faltar las distintivas luces diurnas “Martillo de Thor” y la forma en que las luces traseras se extienden hasta el techo, pero aquí las llevan a un nivel nuevo y más moderno.
El interior es puro minimalismo sueco en esteroides. En el EX30 utiliza materiales reciclados para una huella ecológica más sostenible. Una opción de tapicería, por ejemplo, utiliza residuos del proceso de reciclaje de telas mezclilla, mientras que otras opciones incluyen un interior cosido con lino y una alternativa de lana hecha de poliéster reciclado.
El compacto EX30 parece mucho más espacioso de lo que sugiere su tamaño. Si bien los asientos traseros están ajustados, al frente encontramos mucho espacio que utilizan de forma creativa con soluciones de almacenamiento muy escandinavas, como la consola central que se desliza hacia fuera cuando se necesita uno o ambos portavasos, o un pequeño contenedor de almacenamiento extraíble para los asientos traseros.
El espacio de almacenamiento también es bastante bueno para un auto pequeño, con un maletero plano de 12,4 pies cúbicos o 322 litros que se complementan con un maletero delantero más chico, ideal para objetos mojados o una pequeña bolsa de viaje.
Otro elemento clave del diseño interior es el enorme techo corredizo panorámico. Impresiona tanto por dentro como por fuera, pero la falta de un toldo o telón para cerrarlo puede que derive en un problema en días muy calurosos.
En este capítulo es mucho lo que podemos comentar y no todo es encomio, a pesar de ser este un modelo muy avanzado en el área tecnológica.
Volvo ha seguido la senda de Tesla, concentrando casi todas las funciones en una sola pantalla vertical de 12,3 pulgadas o 31 centímetros, que sirve tanto de infoentretenimiento como de pantalla de indicadores para el conductor. Desde esa pantalla donde la mayoría de los gráficos son diminutos y no muy bien diseñados, se controlan todas las funciones de clima y audio, ajustes de conducción como el manejo con un solo pedal, la posición de los espejos retrovisores y hasta abrir la guantera.
Tras el volante solo encontramos una barra de sensores para rastrear los ojos y la cara del conductor para alertarnos si no mantenemos la vista en la carretera, algo que sucede con frecuencia, mientras buscamos opciones en la omnipresente pantalla, donde también se encuentra el tacómetro para saber la velocidad a la que conducimos.
Tampoco hay un botón para inicializar el sistema de propulsión eléctrica. Una vez sentados al volante, para activar el EX30, simplemente presionamos el pedal del freno y accionamos la palanca de cambios.
Lo interesante y algo desconcertante es que cuando llegamos a nuestro destino, al salir del auto al no existir botón de apagado o encendido, el audio continúa prendido hasta que nos alejamos y el EX30 se bloquea. Si padeces como yo del mal de la distracción y dejas las llaves olvidadas dentro del auto, puedes alejarte y no recibirás ninguna señal de alarma, por lo que el radio sigue tocando música a todo volumen. Si algún curioso con malas intenciones se da cuenta, puede que el nuevo Volvo EX30 cambie de dueño en un abrir y cerrar de ojos.
Me contraria pensar que una compañía pionera en la seguridad de los automóviles haya diseñado un modelo tan avanzado y al mismo tiempo inseguro como este.
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Roger Rivero es un periodista independiente, miembro de NAHJ, la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, y de NWAPA, la Asociación de Periodistas Automovilísticos del Noroeste. Los vehículos son proporcionados por los fabricantes como préstamo por una semana para fines de la reseña. De ninguna manera los fabricantes controlan el contenido de los comentarios.
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