Lo que llamó la atención de Preciado fue un Corvette C5 DRM C500 RSR, una edición limitada y especial producida por Doug Rippie Motorsports a principios de los 2000. Este modelo, con solo 7 ejemplares fabricados, tenía un motor stroker de 382 pulgadas cúbicas y 500 caballos de potencia. A pesar de ser un coche bien pensado para el uso en pista y una opción más asequible que otros coches deportivos, el precio de esta rareza seguía siendo elevado. Preciado encontró uno a un tercio del precio original, pero al ser un coche de 20 años con un motor que no funcionaba, decidió investigar más a fondo.
El riesgo de comprar coches de segunda mano modificados
Tras profundizar en el histórico de este C5 y recibir la confirmación de que el coche tenía una bomba de aceite defectuosa, Preciado decidió seguir adelante con la compra, saltándose una inspección previa a la compra. El bajo precio era tentador, pero pronto descubrió que lo barato salía caro. El sistema de combustible estaba completamente deteriorado, y el coche necesitaba una revisión exhaustiva para solucionar los problemas causados por años de inactividad. Desde tanques de combustible hasta mangueras, la restauración fue más costosa de lo que Preciado había anticipado.
Una restauración costosa y la búsqueda de rendimiento
A pesar de los problemas iniciales, el coche empezó a mostrar su verdadero potencial tras la revisión. Sin embargo, Preciado no pudo disfrutar completamente de su Corvette C5, ya que las reparaciones no pararon ahí. Otros problemas mecánicos, como los inyectores con fugas y el diferencial dañado, siguieron surgiendo. Aunque el coche ofreció el rendimiento esperado, el coste de mantenimiento se disparó rápidamente, y Preciado se dio cuenta de que la compra de un coche deportivo de segunda mano modificado no siempre es una decisión económica.
Corvette C5: Un coche de alto rendimiento, pero no barato
Finalmente, Preciado llegó a la conclusión de que los Corvettes, a pesar de su precio inicial atractivo, no son coches baratos. A medida que fueron surgiendo más fallos y problemas de mantenimiento, los costos de este “juguete de pista barato” se elevaron a cifras inesperadas. La experiencia le enseñó que, aunque los coches deportivos como el Corvette ofrecen emociones de conducción inigualables, no están exentos de una alta inversión en mantenimiento y reparaciones, lo que convierte a esta opción en una lección costosa sobre el rendimiento y la realidad de los coches de pista asequibles.