Los parachoques cromados fueron una tendencia popular en los años 50 y 60, utilizados para dar un aspecto más estilizado y elegante a los coches. Si bien su brillo y estética llamaban la atención, los parachoques cromados no ofrecían ninguna ventaja en cuanto a protección en comparación con los parachoques tradicionales. De hecho, su mayor tamaño y peso representaban un peligro adicional en caso de colisiones. Con el tiempo, los parachoques cromados fueron prohibidos debido a que no proporcionaban la misma eficacia en términos de seguridad y eran innecesarios para la funcionalidad del coche.
Los asientos de rumble fueron una característica común en vehículos antiguos, especialmente en coches fabricados a principios del siglo XX. Estos asientos, ubicados en la parte trasera de los vehículos, permitían a los pasajeros sentarse al aire libre. Aunque parecían una buena opción para aumentar la capacidad de asientos, presentaban graves problemas de seguridad. Los ocupantes de los asientos de rumble no estaban protegidos por la estructura del vehículo en caso de accidente. Esta falta de protección llevó a que se prohibiera este tipo de diseño, priorizando la seguridad de los ocupantes del vehículo.
Los luces de neón en los vehículos fueron una tendencia popular durante las décadas de los 90 y principios de los 2000, sobre todo en coches modificados. Estas luces se instalaban bajo el coche y se iluminaban en colores brillantes como el verde, el rosa y el azul, creando un efecto visual muy llamativo. Sin embargo, esta modificación fue prohibida en muchas jurisdicciones, especialmente en los Estados Unidos, porque generaba distracciones para otros conductores y no estaba considerada apropiada para la conducción en vías públicas. Las luces de neón son ahora ilegales en muchos estados debido a las posibles distracciones y peligros que presentan.
Los faros retráctiles, populares en vehículos deportivos de los años 80 y 90, ofrecían una estética futurista y aerodinámica. Estos faros se desplegaban automáticamente al encenderse y se ocultaban cuando no eran necesarios, proporcionando una línea más limpia al coche. Sin embargo, este diseño presentaba importantes problemas de seguridad, especialmente en caso de accidentes, ya que los mecanismos de apertura podían fallar y no permitir una evacuación adecuada. Debido a estos riesgos, los faros retráctiles han sido prohibidos en la mayoría de los países, siendo reemplazados por diseños más seguros y eficientes.
Uno de los cambios más significativos en el mundo del tuning de coches fue la modificación de los sistemas de escape. Los conductores, en busca de un sonido más potente y llamativo, solían modificar los escapes de sus vehículos para que fueran extremadamente ruidosos. Aunque en su momento esto se veía como una forma de personalizar el coche y destacar, los escapes ruidosos han sido prohibidos en muchas partes del mundo debido a que generan una alta contaminación acústica y afectan la calidad de vida de las personas en áreas residenciales. Las leyes actuales requieren que los vehículos mantengan niveles de ruido razonables para no interferir con el entorno.
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