El Nissan Leaf fue uno de los primeros coches eléctricos producidos en masa, y aunque su eficiencia fue notable, su diseño dejó mucho que desear. Con una línea de techo alta y un delantero abultado, el Leaf tiene un aspecto que a menudo es comparado con el de una criatura con ojos saltones de una película de Pixar. A pesar de ser funcional y espacioso, el Leaf nunca fue un referente de diseño, y muchos se han reído de su apariencia simpática pero algo torpe.
El Honda E era un homenaje a los diseños retro-futuristas, pero su forma redondeada y sus faros con forma de ojo lo hacían parecer más un personaje sacado de un dibujo animado que un coche real. Aunque su diseño era único, muchos lo comparaban con una versión más fea del Mini Cooper, pero con una estética que parecía haber salido del mundo de Thomas el tren. Disponible solo en Japón, el Honda E se ganó fama por su diseño tan peculiar, pero no logró calar en el mercado global.
El ZENN Electric Car es un ejemplo de cómo un diseño extremadamente minimalista puede hacer que un coche se vea más como un juguete que como un vehículo real. Con su cuerpo pequeño y cuadrado, que apenas podía acomodar a dos personas, el ZENN parecía más un carrito de golf que un coche eléctrico en toda regla. Su aspecto parecía sacado de un mundo donde la funcionalidad primaba por encima de cualquier noción de estilo, lo que llevó a muchos a considerarlo más como una broma que como una alternativa real para la movilidad urbana.
El BMW i3 es uno de esos vehículos que dividió opiniones. Con una silhueta cuadrada, llantas estrechas y ventanas desproporcionadas, el i3 no parecía algo que uno esperaría de una marca de lujo. A pesar de su interior futurista, con materiales sostenibles y un enfoque minimalista, su diseño exterior dejaba a muchos preguntándose si BMW estaba tratando de ser innovador o simplemente excéntrico. Aunque fue aplaudido por su contribución al transporte urbano, el i3 nunca logró ser un icono de estilo.
El EV1 de General Motors fue un hito en la historia de los coches eléctricos, pero su diseño fue todo menos convencional. Con sus ruedas traseras cubiertas y un maletero casi inexistente, el EV1 se ganó una reputación estética difícil de olvidar. Si bien sus características tecnológicas fueron innovadoras para su época, el diseño no logró captar la atención de muchos, y algunos incluso consideraron que fue un tropiezo para la industria de los EVs. Aunque sentó las bases para el futuro de los vehículos eléctricos, su aspecto hizo que muchas personas se alejaran de la idea de conducir un coche eléctrico durante años.
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