A pesar de los motores de alto rendimiento de los años 60 y 70, el Ford 460 Lima V8 se convirtió en uno de los motores más duraderos de la marca. Usado en coches, camiones y vehículos comerciales durante tres décadas, el 460 Lima se ganó la reputación de ser un motor resistente y fiable. Aunque no estaba diseñado para la velocidad como otros modelos, su longevidad y capacidad de trabajo pesado lo convirtieron en un favorito entre los conductores que necesitaban potencia confiable durante años.
El Ford Indy V8 fue el motor que dominó las 500 millas de Indianapolis durante varias décadas. Basado en el motor Fairlane 221 CID, este motor fue extremadamente avanzado para su tiempo, con un diseño de doble árbol de levas en cabeza (DOHC) y cuatro válvulas por cilindro. Este motor no solo fue clave para las victorias en Indy, sino que también representó un hito en la ingeniería de motores de alto rendimiento. Ford dominó el mundo de las carreras de coches abiertos, logrando siete victorias en Indy 500 en los años 60 y 70.
El Ford 427 FE es uno de los motores más emblemáticos de la marca, no solo por su potencia, sino por su legado en las carreras. Diseñado para competir en NASCAR y otras competiciones, el 427 FE fue un motor de 7.0 litros que llevó a Ford a la victoria en las 500 millas de Daytona de 1965. Aunque su versión SOHC fue finalmente prohibida en competiciones, el 427 FE demostró su versatilidad al conseguir victorias con su versión sin sobrealimentación. Este motor sigue siendo una referencia en el mundo de las competiciones de alto nivel.
El Ford MEL V8 fue un motor de lujo destinado a las marcas Mercury, Edsel y Lincoln. Aunque carecía de la misma fama que el Flathead, este motor representaba un avance tecnológico significativo. Fue el primer V8 estadounidense en alcanzar los 400 caballos de fuerza, lo que lo convirtió en un referente de potencia. La versión de 7.0 litros generaba 480 lb-ft de torque, lo que le daba una brutal capacidad para cualquier tipo de conducción, desde la carretera hasta el circuito. Este motor demostró que Ford podía combinar lujo y potencia a la perfección.
El Ford Flathead V8 es uno de los motores más icónicos en la historia de los automóviles. Desde su lanzamiento, este motor se convirtió en el primero en hacer accesible el V8 a las masas, lo que permitió a los entusiastas del motor comenzar a experimentar con la sintonización y la personalización. Su fiabilidad y facilidad de modificación lo convirtieron en un favorito entre los hot rodders. El Flathead V8 marcó el comienzo de la fascinación de América por los motores V8, un amor que perdura hasta el día de hoy.
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