El Dodge Viper RT/10 fue un coche de altísimas prestaciones, pero su falta de características de seguridad fundamentales, como airbags, ABS y control de tracción, lo convirtió en una pesadilla para conductores inexpertos. La potencia desmesurada y la difícil maniobrabilidad hacían que solo los conductores más experimentados pudieran manejarlo de manera segura. Este coche, a pesar de su popularidad, es un ejemplo de cómo un diseño impresionante puede resultar peligroso sin los sistemas adecuados para garantizar la seguridad.
El Pontiac Fiero es recordado no solo por su diseño deportivo, sino también por su grave defecto: la tendencia a prenderse fuego debido a fallos eléctricos. Aunque el Fiero ofrecía un buen rendimiento en impactos frontales, sus problemas de cableado y componentes eléctricos defectuosos lo hacían susceptible a incendiarse. Este defecto resultó en numerosos incidentes, poniendo en evidencia la falta de seguridad de un coche que, por otro lado, debía ser un símbolo de la movilidad asequible.
El Yugo GV, conocido por su lema “gran valor”, fue un coche barato que se convirtió en sinónimo de inseguridad. Con un cuerpo de plástico barato y una estructura que no absorbía los impactos, el Yugo era más una amenaza que una opción viable. Este modelo de los años 80 fue uno de los peores ejemplos de economía de bajo costo aplicada a la seguridad. Los pasajeros sufrían por la falta de refuerzos en la carrocería, lo que convertía cualquier accidente en una tragedia fácilmente prevenible.
El Mitsubishi Mirage ostenta el título de ser uno de los vehículos más inseguros de todos los tiempos, con una tasa alarmante de 205 muertes por millón de vehículos registrados. A pesar de ser el coche más barato del mercado, con un precio alrededor de los $17,000, su construcción frágil y su pobre protección en caso de impacto lo convierten en una amenaza para la seguridad vial. Sus puertas, que no pueden resistir el impacto de vehículos más grandes como una Ford F-150, son uno de los principales puntos débiles de este modelo.
El Ford Bronco II fue promocionado como un vehículo todoterreno robusto, pero sus problemas de seguridad fueron notorios. Con un centro de gravedad alto, el Bronco II era extremadamente propenso a volcarse, una amenaza latente especialmente en maniobras bruscas. Su diseño de caja no ayudaba a distribuir correctamente la fuerza en caso de impacto, lo que provocaba lesiones graves en los ocupantes. Aunque el modelo moderno de Bronco ha mejorado en términos de seguridad, el Bronco II sigue siendo uno de los ejemplos más peligrosos de los años 80.
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