El mercado automovilístico estadounidense ha vivido en agosto un crecimiento del 3,7% en ventas de vehículos nuevos respecto al año anterior, impulsado por la fuerte demanda de eléctricos e híbridos enchufables. La prisa de los consumidores por aprovechar el crédito fiscal federal de 7.500 dólares, que expirará el 30 de septiembre, ha generado un repunte histórico. Según J.D. Power, los eléctricos representaron más del 11% del mercado en agosto, superando su cuota habitual del 8%.
Marcas como Toyota, Hyundai y Kia lideraron el crecimiento, con incrementos de dos dígitos, mientras que Ford también registró avances en todas sus gamas. General Motors logró un récord al vender 21.000 eléctricos en un solo mes, y el Mustang Mach-E ayudó a Ford a alcanzar un aumento del 19% en sus matriculaciones de vehículos eléctricos.
Sin embargo, el fin del crédito fiscal amenaza con enfriar esta tendencia. Analistas prevén un descenso significativo de la demanda en el cuarto trimestre, lo que ha llevado a fabricantes como GM, Volkswagen y Rivian a recortar producción y despedir personal en varias plantas de EE. UU. para adaptarse a la esperada caída.
A la presión de la pérdida de incentivos se suman los aranceles impuestos por la administración Trump, que han recortado 12.000 millones de dólares en beneficios netos a la industria este año. Pese a ello, los fabricantes mantienen precios estables para no perder cuota de mercado, sacrificando márgenes a la espera de posibles acuerdos comerciales con México y otros socios clave.
Mientras tanto, Tesla vio caer sus ventas en EE. UU. un 6,7% en agosto, perdiendo terreno frente a competidores que han ampliado su oferta eléctrica. Aunque la marca de Elon Musk sigue dominando el mercado global, su imagen se ha visto presionada por factores políticos y la creciente competencia. Todo indica que tras este pico motivado por los créditos fiscales, la verdadera batalla por el liderazgo del coche eléctrico apenas comienza.